Salí de Cambrils

Geológicamente hablando, estas Salinas se sitúan a la cabeza de uno de los solapamientos pirenaicos: el Manto de corrimiento del Cadí – Port del Compte. Y más concretamente, dentro de éste, en la lámina del Serrat de Odèn. Los materiales triásicos del Keuper han servido como lubricante en estos solapamientos. Y la circulación de aguas superficiales a través de ellos ha ido disolviendo la sal, haciendo posible esta pequeña industria a partir de recursos naturales. El dato más curioso es que se trata de las únicas salinas de montaña de toda Cataluña, y de las pocas continentales, dado que la gran mayoría de salinas son de valle o aprovechando el mar en marismas.

 

Si en lugar de su historia geológica hablamos de historia a escala humana, parece que las propiedades de este sitio eran de utilidad en la Edad Media, momento en que los ganaderos y vecinos de la población de Cambrils aprovechaban la sal tanto para consumo propio como para el ganado. Sin embargo, las salinas comenzaron a funcionar a finales del siglo XVIII, siendo 1780 el primer momento en que se documentan históricamente. La primera referencia bibliográfica de las salinas la hemos encontrado en el diccionario Madoz. En esta obra, al hablar del término de Cambrils se alude a una fuente salada que da nombre a la Ribera Salada.

Desde entonces hasta mediados del pasado siglo XX, el complejo protoindustrial creado por la mano del hombre alrededor de este singular recurso natural, proveyó de sal a varios pueblos vecinos, a través de una ruta de la Sal que cubría las comarcas de Solsonès y el Alt Urgell. Las salinas, tal como las conocemos actualmente, deberían ser construidas entre finales del siglo XIX y principios del XX. Cronológicamente la zona del Salí es anterior: un dintel de la Casa Vella nos permite situarla alrededor de 1882. La zona de Las Cabanetes, en cambio, puede ser atribuida al primer tercio del siglo pasado.

También se dice que la construcción de Las Cabanetes costó siete mil duros (naturalmente, de la época). De estos cien años aproximados de salinas hay tres propietarios conocidos: Lorenzo Farràs, de la Seu d'Urgell; los Fornesa, de Barcelona (durante dos generaciones), y Josep Roca, de Oliana. Este último es el titular de las salinas desde 1954, y en un momento dado intentó que la explotación no fuera sólo estacional. Para ello hizo abrir una mina, con el fin de ampliar las posibilidades de extracción. Pero el intento no tuvo éxito.